Carlos Arias: “Quien contamine las aguas ya no podrá pagar una multa y seguir contaminando; el que contamina tendrá que dejar de hacerlo”

 

La iniciativa que busca preservar la calidad de las aguas en la cuenca del río Valdivia, fue el tema del 6° capítulo de Pienso y luego consumo, conducido por Eduardo Ramírez, quien conversó con el biólogo marino y asesor técnico, sobre el proceso que ha significado sacar adelante esta norma de calidad ambiental.

 

La salud de las aguas y la Cuenca del río Valdivia protagonizaron el 6° episodio de Pienso y luego consumo, podcast de Acoval de los Ríos financiado por el Fondo Concursable para Asociaciones de Consumidores administrado por el Sernac, en el que participó Carlos Arias, biólogo marino y asesor técnico para el proceso de Consulta Indígena de la Norma secundaria de la Cuenca del Río Valdivia. 

Este tipo de normativa es esencial para proteger a los cuerpos de agua superficial que son especialmente vulnerables a las consecuencias del cambio climático y, en específico, a los efectos de las actividades contaminantes. De lo contrario, ríos, cuencas, lagos, humedales y toda la biodiversidad que los habita se ven en serio riesgo de sobrevivencia.

Una trágica historia conocida

Lamentablemente, así lo pudimos comprobar en 2004, al experimentar uno de los desastres ecológicos de agua dulce más trágicos ocurridos en la historia reciente de Chile, provocado por la descarga de RILES provenientes de la Planta de Celulosa Arauco y Constitución (CELCO), vertidos directamente en las aguas del río Cruces del Santuario de la Naturaleza Carlos Anwandter.

Esta área protegida internacionalmente con categoría Ramsar, considerada uno de los refugios y lugar de nidificación más importantes del mundo para la especie migratoria cisne de cuello negro, así como hábitat de una gran biodiversidad de flora y fauna nativa recibió la descarga criminal de toneladas de metales pesados y otros elementos contaminantes que en conjunto generaron la abrupta disminución de la planta acuática luchecillo, principal alimento de los cisnes de cuello negro.

Este brutal aumento de la concentración de contaminantes en el Santuario, modificó gravemente la calidad de las aguas, sobrepasando su capacidad para diluirlos, generando la intoxicación, acumulación de metales pesados y la muerte de miles de hectáreas de luchecillo, que a su vez, provocó la desnutrición, intoxicación y muerte de cientos de aves y animales por falta de alimento. Junto a ello, comunidades aledañas sufrieron serios efectos de salud por la contaminación, lo que, además, repercutió en actividades económicas y campesinas de la zona.

La Planta de Celulosa, había iniciado sus operaciones en enero de 2004 con un nivel de producción mayor al informado, con vertimiento de contaminantes no informados e incluso sin recepción municipal. Tras los hallazgos de un estudio realizado por la Universidad Austral de Chile y luego de casi 10 años, en julio de 2013 la empresa del grupo Angelini fue condenada por el daño ambiental del Santuario de la Naturaleza del Río Cruces, sin embargo continuó operando y contaminando.

De hecho, 10 años más tarde, Celco vertió 27,1 metros cúbicos de licor verde (agua y licor negro) en el río Cruces durante enero de 2014, en lo que se conoció como el caso Rucaco, que provocó la muerte de más de dos mil peces, incluidas especies vulnerables y en peligro de extinción, además de generar afectaciones a la salud humana. El licor negro es un residuo contaminante que se obtiene luego del proceso de lavado de la pulpa de madera, propio de la industria papelera.

Por este caso, en 2019 fueron formalizados 5 ejecutivos y trabajadores de la empresa, procedimiento que luego fue suspendido condicionalmente a cambio de una serie de exigencias de monitoreos, nuevos protocolos y garantías de seguridad. Por otro lado, Celulosa Arauco debió pagar una multa de 4 mil millones de pesos, que no logró rebajar, a pesar de los esfuerzos de uno de sus abogados de ese entonces, el actual ministro de Justicia, Luis Cordero.

Cabe destacar, que los eventos de contaminación producto de la operación de la Planta de Mariquina de Celulosa Arauco fueron advertidos incluso antes de su construcción, por la comunidades mapuche lafquenches de Mehuin y la Bahía de Maiquillahue, quienes se opusieron y no permitieron la instalación de un ducto al mar para la evacuación de los riles, como originalmente estaba planteado en el proyecto. 

Elaboración de norma secundaria de calidad de las aguas

Si bien en 2005 se inició un proceso de elaboración de la norma secundaria de calidad ambiental, justo antes de que ésta ingresara al Consejo de Ministros para la Sustentabilidad, la autoridad modificó la propuesta original, lo que hubiese permitido aumentar el límite para la concentración de varias sustancias, entre ellas hierro y sulfatos, principales elementos que provocaron la muerte de los cisnes. En total, de las sustancias que serían monitoreadas, 7 fueron eliminadas y se elevó el límite permitido de otras 11. 

Este cambio, fue coincidente con la solicitud de Celulosa Arauco en el mismo sentido, cuando las etapas de participación ciudadana y consulta indígena ya habían finalizado. Tanto las organizaciones como las comunidades mapuche participantes en la construcción de la norma manifestaron su molestia y rechazo a esta modificación vulneratoria, exigiendo la reincorporación del proyecto sin los cambios efectuados a última hora.

Construcción de la Norma

Luego de casi dos décadas sin una actualización de la norma y de un proceso de participación comunitaria de tres años, Alberto Tacón, seremi de Medio Ambiente, presentó en septiembre de 2023 el proyecto definitivo de actualización de Norma Secundaria para la cuenca del Río Valdivia, el que a su vez,  fue despachado al Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático, donde debiera haberse aprobado a fines de 2023, lo que no ocurrió y se espera suceda durante este 2024. 

En definitiva, la iniciativa pretende establecer los niveles de concentración de contaminantes y otros elementos medibles, cuya presencia o ausencia en el medio ambiente puede constituir un riesgo para la protección o conservación de la naturaleza. Sobre las implicancias, esfuerzos y dificultades para su elaboración, el presidente de Acoval de Los Ríos conversó con Carlos Arias, biólogo marino y asesor técnico de la Consulta Indigena del proyecto. 

 

Una valiosa herramienta para evitar desastres ecológicos

Lo que pretende hacer la Norma Secundaria es mantener la calidad de las aguas  en los lugares donde no han habido intervenciones y recuperarla en los lugares donde sí han habido intervenciones”, fue la afirmación de Arias para explicar en qué consiste la Norma Secundaria para la cuenca del Río Valdivia.

El proceso, tras varios años de trabajo, no ha estado exento de obstáculos, como por ejemplo, las judicializaciones por parte de gremios locales, como Codeproval, para evitar su implementación, acciones judiciales que si bien no han tenido efectos, siguen siendo una amenaza latente.

Dentro de las novedades de la Norma Secundaria, Arias destacó el Programa de Involucramiento Voluntario, inspirado en la Consulta Indígena, el que, con el fin de garantizar la participación de las personas, comprometió a más de 70 comunidades que consiguieron importantes acuerdos con el Ministerio de Medio Ambiente.

De este modo se logró, por ejemplo, que, a diferencia de otras normas en el país, la calidad de las aguas sea monitoreada mensualmente a través del trabajo conjunto  entre la Superintendencia de Medio Ambiente, la DGA y la Marina. En paralelo, se constituyó un Consejo Mapuche que asesorará desde el punto de vista cultural y espiritual.

Además, Arias se refirió al carácter birregional de la normativa, puesto que su implementación abarca desde La Araucanía a Los Ríos y destacó el apoyo de las y los seremis de ambas regiones, de las administraciones de los siete municipios involucrados, de diversas organizaciones sociales de los distintos territorios y del Consejo Regional de Los Ríos. 

Por último, y de cara a la decisión del Comité de Ministros, Carlos Arias, detalló las especificidades que hacen de la norma una buena herramienta de gestión medioambiental para las aguas de la región, catalogadas como prístinas, destacando que: “Aquí cambia el precepto de que el que contamina paga una multa y puede seguir contaminando; lo que tiene de interesante es que, si se sobrepasan los límites establecidos el que contamina tiene que dejar de contaminar”, puntualizó. 

Siguiente capítulo

Y volviendo a la agroecología y comercialización directa, en el próximo episodio  de “Pienso y luego consumo”, el podcast de Acoval de Los Ríos financiado por el Fondo Concursable para Asociaciones de Consumidores administrado por el Sernac, Eduardo Ramírez conversará con Fabiola Alcapan Colipan, quien es integrante de la Agrupación de productoras agroecológicas Ñuke Mapu de Panguipulli cuyo trabajo fomenta la soberanía alimentaria en la región de Los Ríos. 

 

Escucha el 6° episodio de Pienso y luego consumo aquí