Antes de comprar un refrigerador, lavadora o aire acondicionado, revisamos la etiqueta de eficiencia energética. Pero ¿qué implica para el bolsillo y el medioambiente? Un estudio del SERNAC revela brechas de comprensión que afectan decisiones de consumo y sostenibilidad. Aquí, las 5 verdades clave.
1) La conocemos y la valoramos, pero no la entendemos
El 71,5% de los consumidores declara estar familiarizado con la etiqueta y el 88,9% la considera “muy importante” al comprar. Sin embargo, el 63,4% dice entender solo “algunas cosas” y el 56,8% estima que la información no basta para decidir bien. Confiamos en la etiqueta, pero no la interpretamos con precisión.
- Riesgo: elecciones subóptimas por interpretar mal la eficiencia.
- Oportunidad: guías claras y comparaciones simples en punto de venta y online.
2) Confusión: ¿qué productos deben llevar etiqueta?
Hay aciertos con refrigeradores (94,8%), pero dudas en otros casos:
- Aires acondicionados: solo 37,7% sabe que la llevan (sí deben).
- Hervidores eléctricos: 54% cree erróneamente que deben llevarla.
Sin claridad de cobertura, es difícil comparar correctamente la eficiencia energética entre productos.
3) Autodidactas: falta educación del sistema
El 88% nunca recibió capacitación sobre la etiqueta; el 47,4% aprendió por cuenta propia. La herramienta termina siendo un “código técnico” que requiere decodificación, cuando debería ser simple y universal.
4) Creemos en el ahorro, pero no se refleja en la boleta
El 57,5% cree que un equipo eficiente se paga solo a largo plazo, pero al revisar la cuenta eléctrica:
- 34,9% no sabe si bajó.
- 26,4% dice que disminuyó.
- 26,9% afirma que se mantuvo igual.
Hace falta retroalimentación clara (p. ej., estimadores de ahorro y seguimiento del consumo por equipo) para fortalecer la confianza.
5) Perfiles de consumidores: optimista vs. confundido
El estudio perfila a los compradores:
- Optimista (38%): confía sin dominar lo técnico.
- Confundido (22,4%): valora la etiqueta, pero le cuesta interpretarla (mayor presencia en mujeres: 29,2% vs 14,8% en hombres).
- Escéptico (9,7%): desconfía del sistema.
Incluso con educación universitaria completa se observa confusión (47,4%): el problema es la claridad, no la capacidad del consumidor.
Conclusión y próximos pasos
La etiqueta es valiosa pero subutilizada. La ciudadanía demanda soluciones digitales: comparadores en línea (62,5%) y apps móviles (60,6%) que traduzcan datos técnicos en decisiones prácticas.
Recomendación: al comprar, compara clase energética, consumo anual (kWh) y costo operativo estimado. Exige información clara en tienda y en e-commerce.
¿Quieres tomar mejores decisiones? Descarga una checklist de compra eficiente y usa un comparador de etiquetas antes de pagar.
¿Qué es la etiqueta de eficiencia energética?
Es un estándar que clasifica el rendimiento energético de un producto (por ejemplo, de A a G) e informa su consumo anual para comparar alternativas.
¿Por qué importa para mi presupuesto?
Un equipo más eficiente consume menos kWh al año, lo que reduce el costo en tu cuenta eléctrica durante toda su vida útil.
¿Cómo comparar dos productos similares?
Revisa la clase energética y el kWh/año. Si el precio es mayor pero el consumo es sustancialmente menor, el ahorro puede compensar la diferencia.