Un gobierno divorciado de la política

Por Eduardo Ramírez Blamey, vicepresidente de ACOVAL

El plan de endeudamiento sobre el endeudamiento para la clase media, hace evidente que este presidente sostiene con sus actos un divorcio con la política. De verdad, el personaje está convencido de que la historia lo juzgará por los resultados macro económicos de su gestión en plena crisis. Como que no va a ser tema el juicio político por las vidas que se está llevando por delante -y qué decir de los atropellos a los derechos humanos bajo su gobierno.

El propio Enrique Correa se los advirtió a mediados de febrero de este año, cuando todavía no era tema el COVID-19 en Chile y sólo se avizoraba en el horizonte cercano el retorno de las movilizaciones a partir de marzo. En un documento publicado en la página web de Imaginacción les dijo: “El origen de la crisis es el desplome económico del sector más vulnerable de la clase media, la capa inferior del C3”.

Ahí mismo les dijo a los demás poderosos de Chile que la solución debiera pasar por “una agenda social potente, ingresos mínimos más altos, mayores pensiones ahora, ayuda en la compra de medicamentos y mejores seguros de salud. (…) Ruta constitucional, desempeño de la economía sobre cero y mantención del Presidente hasta el fin del período. Si Chile logra estos tres propósitos, las cosas irán mejor”.

Pero muy a pesar del partido del orden las cosas no han ido mejor y es precisamente Sebastián Piñera quien se los pone más difícil día a día con su loca idea de que gobernar es endeudar. Va a ser él mismo quien en octubre próximo diga que no lo vio venir.